Burn Out

Por el Dr. Héctor Garín

El «Burn Out» que gran parte de los médicos padece, es consecuencia de varios factores.
Hasta ahora en general se lo asociaba al desgaste y la tensión del ejercicio de la profesión en sí, pero nadie ha reflejado hasta ahora otro aspecto de la profesión, que es la impotencia, la frustración que sienten los médicos al estar sumidos en una relación laboral cuasi genuflexa, donde mientras se los considera profesionales liberales para no tener con ellos ninguna obligación, se los somete a condiciones esclavizantes: con salarios miserables, sin descanso, sin tiempo para la educación continua, con horarios medidos para atender a los pacientes, sin cobertura de salud, sin seguro, vacaciones, ni jubilación y sobre todo, sin ninguna posibilidad de discusión sobre ellas porque son despedidos sin contemplaciones.
Padecen en silencio, resignados, la violencia de no tener opinión, de no poder manifestar su disconformidad, y no encuentran la manera de salir de esta situación. Algunos, lamentablemente, ya ni siquiera lo intentan, parecen vencidos.
Gran parte de los médicos todavía no puede renunciar al paradigma de la profesión liberal y esto los está hundiendo.
Consideran que ser empleados los rebaja (¿más aun?), creen ser laboralmente libres (a pesar de que dependen de un solo empleador, que cumplen horarios y atienden sólo a los pacientes de ese empleador) y que pertenecer a un gremio es mala palabra (según los dictámenes de un neoliberalismo que nos sumergió en la pobreza más profunda como país a todo nivel: social, político y económico).
Decía el Dr. Ramón Carrillo en el año 1950: «El ejercicio privado de la medicina se va restringiendo poco a poco a pequeños núcleos sociales de población pudiente, que alcanzan apenas a un 10 o 15 por ciento de la población total. Los grupos no pudientes se mutualizan o gremializan o indirectamente socializan a la profesión: ese ya no es un problema que afecte al Estado, sino al ejercicio privado de los médicos. Ellos deben defenderse y solo podrán defenderse cuando hagan lo que todo el mundo: unirse en una institución gremial seria y sin tendencias políticas».
La «profesión liberal» es un espejismo y pronto se dan cuenta que la realidad es que trabajan sometidos, pero no encuentran fuerzas para rebelarse.
Es por eso que les pedimos que recapaciten sobre su situación y comprendan que sólo con la unidad gremial, con la participación y el compromiso van a lograr ser tenidos en cuenta por sus empleadores y van a conseguir que sus derechos sean respetados. Ser partícipes activos de la reivindicación de sus derechos les devolverá la dignidad perdida en el despacho del jefe de personal o de algún gerente.
La agremiación es la única herramienta con que contamos los médicos que trabajamos en el ámbito privado para luchar para que nuestro trabajo sea registrado y poder ejercer la Medicina en condiciones dignas de la tarea que debemos cumplir y de la responsabilidad que tenemos con nuestros pacientes.

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