Médicos con más riesgos

Por Héctor Garín, publicado por el diario Clarín, en noviembre de 2011

Como todos, los médicos estamos inmersos en la violencia cotidiana. Cumplimos el rol de salvar vidas -cuando podemos- y de proteger y cuidar la salud de la población. Es nuestra vocación y nuestra responsabilidad.
Pero la violencia se suma a un contexto de malas condiciones laborales: bajos salarios, multiempleo, guardias agotadoras, en muchos casos trabajando en negro, sin estabilidad ni licencias ni cobertura médica, ni seguro para accidentes de trabajo.
Somos conscientes de que la relación médico-paciente cambió, de que los pacientes están muy informados y que tienen capacidad y derecho de tomar decisiones. Pero la violencia y la agresión hacia los médicos están en franco aumento, convirtiéndose en un factor más de riesgo sanitario, a los que ya por las características de nuestro trabajo estamos expuestos: estrés, agotamiento (por guardias de tantas horas que superan la capacidad de trabajo de cualquier ser humano), infecciones, patologías cardíacas, accidentes, contaminación. Esto no es tenido en cuenta por nuestros empleadores (tanto en el sector privado, como en el público y en las obras sociales), lo que nos deja en total desprotección.
¿Se puede esperar que un ser humano que tiene la responsabilidad de tomar decisiones cada día en la delgada línea entre la vida y la muerte pueda trabajar en estas condiciones?
Muchos médicos continúan considerando a la medicina como una profesión liberal. Esto desde hace ya varias décadas no se corresponde con la realidad. El médico es un empleado no reconocido, no registrado, humillado con contratos “basura”, ignorado. Por ende, cuando realiza cualquier reclamo, la mayoría de las veces es despedido inmediatamente y sin explicaciones. A los empleadores les conviene adscribir al viejo concepto de la profesión liberal y considerar que los médicos no tienen derechos laborales.
Sólo siendo conscientes de esta y buscando la protección de las instituciones gremiales que nos representan podremos, unidos, luchar por la reivindicación de los derechos que legítimamente nos corresponden.

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