Por el Dr. Héctor Garín. En este artículo el titular de la AMAP reflexiona sobre los principales problemáticas del médico y como si situación repercute en el subsector privado de la salud

Lo ocurrido con la experiodista y legisladora porteña Débora Pérez Volpin volvió a ubicar en el centro del debate la labor del médico de la actividad privada, y resulta cuanto menos llamativo que suelan pasarse por alto las condiciones laborales en las que el médico desempeña su tarea en la actualidad.

En la mayoría de los casos, los médicos que trabajan en el ámbito privado no cuentan con cobertura de seguridad social, y entre otras cosas, tampoco disponen de ningún tipo de licencia para capacitarse. Y esto es así porque muchas clínicas, sanatorios y obras sociales contratan a los médicos como monotributistas, es decir, bajo condiciones laborales que son como mínimo irregulares y con salarios bajos que no responden a la responsabilidad de su tarea. Esto conlleva que muchas veces los médicos se vean forzados a tener varios empleos y cumplir guardias agotadoras para sobrevivir, así se perjudica su salud y se eleva el riesgo de cometer errores.

LOS MÉDICOS SE VEN FORZADOS A CUMPLIR GUARDIAS AGOTADORAS PARA SOBREVIVIR

Por otra parte, los colegas ejercen su profesión sin seguro de accidente laboral; ante cualquier problema son despedidos sin indemnización o dejan de percibir sus honorarios hasta que puedan reincorporarse. Tampoco cuentan con seguro de desempleo, vacaciones ni aguinaldo.

Los males comienzan en los primeros escalones de la carrera médica: las condiciones laborales durante las residencias en el sector privado suelen ser pésimas. Por lo general, la población desconoce que abundan los casos en los que a los residentes se les exige que trabajen jornadas diarias de 14 horas a las que se suman guardias de 24 y hasta 48 horas. De modo tal, que los jóvenes profesionales pueden llegar a trabajar cerca de 120 horas semanales cuando la legislación vigente establece un límite de 48.

Un informe de la Asociación de Médicos de la Actividad Privada sostiene que el 48,1% de los médicos en el sector privado trabaja más de 48 horas por semana, en tanto el 37,2% acumula entre 24 y 48 horas semanales. Es decir que más del 70 % de los médicos trabajan por encima de lo permitido por la ley. Se debe remarcar que este cálculo no toma en cuenta que una gran cantidad de ellos, también, ejerce en hospitales públicos.

UN INFORME DE LA AMAP REVELA QUE CASI EL 50% DE LOS MÉDICOS EN EL SECTOR PRIVADO TRABAJA MÁS DE 48 HORAS SEMANALES

A esta altura, surge inevitablemente la pregunta de si tales excesos no tienen incidencia en la labor del profesional. Ahora bien, el problema se agudiza cuando los médicos reconocen que aceptan trabajar por encima de lo que correspondería por ley y aún en perjuicio de su propia salud. La razón es clara: lo que perciben como ingreso salarial promedio no les alcanza para vivir dignamente, lo que los lleva a realizar un esfuerzo casi desmedido.

Sin dudas aquí se abre otra discusión profunda acerca de la necesidad de redefinir y mejorar sustancialmente las condiciones laborales del trabajador de la salud. En primer lugar, se debe resolver el grave problema del trabajo en negro y, en segundo lugar, profundizar la búsqueda de un justo equilibrio entre las horas de trabajo y un salario digno, algo que en este momento dista mucho de ser una realidad.

Está claro que el sistema médico transita por una delicada problemática y, en este contexto, el Estado no se hace cargo de su responsabilidad de velar por los derechos de los médicos. Tampoco, asume su función de contralor de las regulaciones vigentes sobre el ejercicio de la medicina en el ámbito privado.

Desde la Asociación de Médicos de la Actividad Privada, se monitorean permanentemente las condiciones laborales de los médicos como trabajadores de la salud, pues las exigencias a las que son sometidos y el posible impacto en su salud personal, sin duda, ponen en riesgo uno de los capitales más importantes que tenemos como país: la salud de toda la sociedad.

El sistema médico privado al límite del riesgo de quebrar
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